Gonzalo Masmud festeja junto a los hinchas, mira a su compañero Silvio Lescano (foto) y le dice: “¡te dije 2 a 0, pero me faltó el gol”. “¡Vamos! Yo sabía que ganábamos, pero no con un gol mío”, retrucó el central. El delantero y el zaguero fueron pilares fundamentales en la consagración de San Pablo, que solo perdió un partido en la competencia.
Lescano, que abrió el marcador en el estadio de San Martín, se fundió en un abrazo con Masmud y corrió hacia la zona de plateas. Allí, Silvio tenía su propia hinchada, se acercó al blindex, gritó a lo lejos con el puño apretado, se sacó la camiseta y se la obsequió a su abuelo Roberto, de 91 años, que observó el partido con emoción. “La verdad... Es una gran alegría, una gran felicidad. Le dedico esto también a mis otros abuelos que están en el cielo, ‘Chabela’, ‘Cholito’ y ‘Gringa’”, dijo Lescano.
El comportamiento de ambas hinchadas fue ejemplar, no hubo invasiones y por eso los jugadores pudieron festejar en la cancha. Antes de recibir la copa, el técnico Adrián Uslenghi los reunió a todos y rezaron juntos.
La delegación de San Pablo se retiró pasada las 20 de la cancha de San Martín, con la indumentaria completa de concentración. El primer destino fue La Reducción. “Era una promesa que nos hicimos todos antes del partido con Llorens”, apuntó el DT.
En contraposición, el vestuario de La Florida mostró un silencio absoluto. El DT Marcelo Tello fue contundente: “sólo tengo palabras de agradecimiento a este grupo y a toda la gente que creyó en este proyecto”. (Producción periodística: Carlos Oardi)